¿Por qué no tenemos una política nacional de manejo de suelos?
Guo Qiang es un joven que recientemente ha vuelto a trabajar en una vieja planta productora de acero en la provincia norteña de Shanxi(China). Qiang, contento por volver a un trabajo que le retribuye mucho más que las labores agrícolas que tuvo que desempeñar durante los dos años que la planta estuvo cerrada, reconoce que el trabajo en ella es muy duro pero el pago lo compensa. Qian no lo sabe pero aquella es una de las centenares de plantas “zombies”, como se les llama en China, pues operan a pérdida y en cualquier momento pueden ser cerradas definitivamente por el gobierno, no solo por sus malos resultados financieros sino por los altos niveles de contaminación que generan.
Mientras los jóvenes chinos que provienen de zonas agrícolas tienen como alternativa de trabajo las plantas zombies, en el Perú es la economía informal e ilegal las que proveen una salida que promete mejores ingresos a quienes abandonan las zonas rurales del país.
Un estudio publicado por la Organización Internacional para las Migraciones (2015), identificó en nuestro país 109 provincias “expulsoras” de población, es decir, las principales fuentes de migraciones del campo a las ciudades. La mayoría de estas provincias son zonas de alta incidencia de pobreza y se ubican en zonas altoandinas, cuya economía depende de la agricultura y la ganadería. Según este estudio, los principales departamentos expulsores de población son: Piura, Amazonas, Ancash, Cajamarca, Junín, Huancavelica y Puno.
Por otro lado, según el Ministerio de Agricultura, un 40% de los suelos agrícolas en la Costa “están afectados por procesos de salinización y mal drenaje” mientras que en la Sierra “al menos un 60% de los suelos agropecuarios están afectados por procesos de erosión de mediana a extrema gravedad por la falta de técnicas de manejo y la destrucción de la cobertura vegetal en las laderas”. El deterioro en la calidad de los suelos es uno de los factores determinantes de la baja productividad agrícola, asimismo, es importante comprender que esta baja productividad, entre otros factores como acceso a vías de comunicación, determina los bajos ingresos monetarios de las familias campesinas y, por ello, los pocos incentivos para los jóvenes de zonas rurales de seguir en dicha actividad. Pero, además, obliga a los agricultores a ampliar la frontera agrícola en búsqueda de nuevos suelos y, como consecuencia, alienta la deforestación de bosques. Es reconocido que en el Perú, por lejos, la principal causa de deforestación y emisiones de gases de efecto invernadero, es la ampliación de tierras para actividades agrícolas de subsistencia así como para la ganadería.
El biólogo Ernesto Ráez, de la Universidad Cayetano Heredia, y su equipo, han realizado una extensiva investigación sobre las consecuencias de la deforestación en la amazonía peruana causada por la tala y quema de bosques para uso agrícola, con el soporte de información satelital.
¿Cuánto invertimos en recuperación de suelos degradados?
Los expertos en temas agrícolas y gestión de suelos coinciden en señalar que no es la ampliación de la frontera agrícola, sino el incremento del rendimiento por hectárea de suelos ya cultivados, la clave para mejorar la productividad. Por otro lado, estiman que si bien menos de un 6% del territorio es apto para la agricultura, una estimación que debe ser actualizada por tener más de 30 años de realizada, el Perú tendría los suelos suficientes para garantizar su seguridad alimentaria.
A la fecha no existe una Política Nacional de Gestión de los Suelos que tenga entre sus prioridades la recuperación de suelos degradados, ni mucho menos estrategias adaptadas a la realidad geográfica, económica, social y cultural de cada región del país. El siguiente cuadro, de elaboración propia, compara algunas cifras entre Perú y Chile (Presupuesto del 2016 / Área cultivada al 2012) y de paso nos da una idea de cuánto estamos haciendo por solucionar este problema:
Según las cifras del Presupuesto Público 2016 publicado por el MEF, utilizadas para la elaboración del cuadro anterior, el 64% de la inversión pública en recuperación de suelos está a cargo de Gobiernos Locales (S/20´644,094). En cuanto al Gobierno Nacional, con el 33% (S/10´750,822), si consideramos los departamentos donde concentra su inversión, que coinciden con varios de los “expulsores” de población mencionados anteriormente, vemos que prioriza el destino de los recursos a las zonas altoandinas con mayor incidencia de pobreza.
Desde el 2013 contamos con Estándares de Calidad Ambiental para Suelos en el Perú. Si bien este es un avance importante –que tardó muchos años en darse- la necesidad de una Política Nacional de Gestión de Suelos así como de estrategias adaptadas a cada región del país obedecen a varios factores. Para empezar la degradación de suelos se debe a diversos factores con distinto nivel de incidencia en cada región. En términos generales, la salinización prima en la Costa, la erosión en la Sierra y la deforestación en la Selva. Por otro lado, el cambio climático amenaza de distintas formas a la Costa Norte que a la Sierra Sur por ejemplo. Se suele vincular el incremento de temperaturas con el cambio climático, pero muchos no saben que la mayor incidencia de heladas en la Sierra Sur también es una consecuencia de este fenómeno. Por otro lado, las actividades ilegales (minería, narcotráfico) pero también las legales (minería, crecimiento de las ciudades, la propia agricultura, etc.) impactan de maneras distintas en diversas regiones del país.
Pero esta necesidad de una Política Nacional no es una idea nueva, desde hace años viene siendo reclamada.
Luego de la siempre odiosa pero necesaria comparación con Chile, es evidente que el Perú necesita destinar muchos más recursos económicos para la recuperación de suelos. Pero, si consideramos que fuimos capaces de gastar recientemente S/.450 millones en construir un centro de reuniones sociales al costado del Museo de la Nación y nos estamos preparando para invertir cientos de millones de dólares en infraestructura para los Juegos Panamericanos del 2019, parecería que la plata no es el problema.
P.D.: Respecto de Chile, la información sobre la superficie cultivada puede ubicarse aquí. Para el caso de Perú, una discusión sobre área cultivada y de cultivo potencial puede encontrarse aquí.